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Chile: romper el apadrinamiento

  • Foto del escritor: Sebastian Aguilar
    Sebastian Aguilar
  • 28 oct 2019
  • 3 Min. de lectura

Chile se ha constituido por décadas como uno de los países de Latinoamérica que más ha sobresalido en materia de desarrollo en comparación con otros territorios de la región, lo anterior gracias (en teoría), al apadrinamiento del modelo económico neoliberal proveniente de los Estados Unidos. De hecho, Sebastián Piñera, su presidente, ha sido enfático al mencionar en varias ocasiones que "en medio de una Latinoamérica convulsionada" hay que ver a Chile como "el oásis"

Sin embargo, en octubre de este año estalló lo que se ha considerado como una de las movilizaciones sociales más grandes del siglo en dicho país desde la dictadura de Augusto Pinochet. Su detonante (más no su principal motivación), fue el incremento de 30 pesos en la tarifa del Metro de Santiago (siendo esta la cuarta ocasión en el aumento de precios en menos de dos años).

Jornada de protestas en Chile | Imagen de BBC

Debido a ello, los estudiantes de la capital se organizaron para ingresar al sistema suburbano de transporte sin pagar a manera de protesta. Ante ello la reacción de las autoridades fue atacar a los manifestantes con represión y violencia, razón que fue utilizada por Piñera para cancelar el aumento de la tarifa del Metro, pero ya era demasiado tarde para controlar los efectos producidos en el territorio.

"Estamos en guerra contra un enemigo poderoso", reiteró Piñera luego de días de protestas pacíficas, saqueos y una cantidad importante de episodios de violencia que tuvo como resultado más de una docena de muertos. ¿Cuáles eran entonces las causas de la ola de rechazo multitudinaria en Chile?

El país Latinoamericano hace parte de la lista de los 15 países más desiguales del mundo, y esto se debe a que durante los últimos 30 años ha atravesado por una serie de recortes en salud, educación y pensiones; es uno de los pocos países del mundo que ha privatizado el acceso al agua aun cuando es considerado un derecho fundamental por la Organización de las Naciones Unidas; y los niveles de endeudamiento mensual de cada persona puede alcanzar un 48% del PIB.

Aun así, en el mundo no hay muchos intentos de carácter periodístico que busquen dar a entender lo que está sucediendo en Chile de forma precisa, y ello ocurre porque eso implicaría criticar el modelo económico más poderoso de nuestra era. En Santiago, los medios se han encargado de banalizar y satanizar a los protestantes, han creado un mensaje en el que promueven la utilización de la fuerza para reprimir los actos vandálicos de los "delincuentes organizados"

En constantes ocasiones se le ha impedido a los manifestantes estar frente a las cámaras y expresar sus opiniones abiertamente sin ser ignorados por los periodistas. Ello ha permitido que se genere una gran desinformación y que muchas de las voces que están del lado del gobierno prosperen con facilidad, incluso si estas no tienen sopeso.

Vease el caso de la primera dama de la nación quien dijo que la situación en su país "está absolutamente sobrepasada, es como una invasión extranjera, alienígena" Y ante este tipo de escenarios es prudente comprender que el inicio del movimiento no puede analizarse desde lo ocurrido con las tarifas del Metro, sino con todo el contexto socio- económico que se vive en Chile, de lo contrario, discursos vacíos e interpretaciones prematuras serán las que prevalezcan en los medios.

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