De las rosas a los animales
- Sebastian Aguilar
- 23 oct 2017
- 5 Min. de lectura
Daniela Goggel es la hija del reconocido productor de cine Erwin Goggel de “La vendedora de rosas”, película en la que trabajó junto a Víctor Gaviria, ahora el turno es para ella en la producción de “La mujer del animal” también junto a Gaviria. Durante nuestra charla, esta visionaria del cine dejó claro que una película no debe tener etiquetas y que cada una de ellas debe resaltar por sus logros sin importar cuales sean.

Imagen: IMDb
Su carrera
En 2012 usted lanza el cortometraje “California in color”, estando al frente de la dirección y del guión ¿Cuál es el momento más memorable que conserva usted de la grabación de esa producción?
“California in color” es cercano a un video musical, fue la cuarta producción que realicé como directora. Fue grabada con la misma cámara que utilizamos en “La vendedora de rosas”, de 16mm. Eso creo fue lo más memorable, porque trabajamos con tres o cuatro cámaras de cine diferentes, unas experimentales, una de 8mm y una de 16mm.
Este año se lanzó la película “La mujer del animal” de Víctor Gaviria, que inició su proceso de gestación hace siete años, ¿Cómo llegó usted a la producción? y ¿Qué significó, como mujer, contar esta historia?
Yo sabía que Víctor iba a hacer “La mujer del animal” porque yo leía los guiones de las películas que Erwin hacía, por esa razón viaje a Medellín, para buscar un puesto en la película, porque yo misma viví una relación machista y pensé que era necesario hablar sobre el tema de la violencia de género. Para esa época Víctor y sus socios habían ganado el premio del Fondo para el Desarrollo Cinematográfico, pero los colegas de Víctor no son productores, entonces no había nadie ejerciendo ese rol y no iba a ser posible continuar con el premio. Antes de que eso ocurriera yo realicé la documentación que se necesitaba para completar el siguiente ítem: gestioné como productora ejecutiva para financiar el 50% de lo que faltaba y realizamos un acuerdo de co-producción.
Hablando precisamente de “La mujer del animal”, cree usted que ¿el cine sirve como herramienta de denuncia? o ¿solamente puede ser considerado un medio de entretenimiento?
Lo que pasa es que inclusive el cine de entretenimiento de alguna forma es de denuncia. Ahí la pregunta es ¿te parece que la película no es entretenida? (risas) ¿quiere decir que porque sea de denuncia no sea también de entretenimiento? En este caso las mejores películas son las que estén en el punto medio y logren que el mensaje llegue a más personas.
En paralelo a la película, se desarrolló el documental “Buscando al animal” que usted dirigió…
Relativamente, el documental se empezó a grabar antes de que la idea de la película existiera. Fue realmente un trabajo de montaje porque nosotros trabajamos con el material base que eran 400 horas de entrevistas que durante 7 años Víctor le había hecho a Margarita (mujer en la que se basa la historia) y a otros familiares y allegados que habían vivido en el mismo barrio, y lo combinamos con el casting que nosotros hicimos. De ese material, en el documental solo se usó el 10%. Sí se realizó en paralelo a la película en el sentido de que todo el material que se grabó en la realización del proceso, fue el mismo que se usó para editar el documental.
Con ese documental, ustedes ganaron el premio de Ciencia y Educación en el Festival Internacional de Cine de Londres, ¿a quién se lo dedicaron?
Nosotros dedicamos el premio a todas las mujeres que habían tenido la voluntad de compartir con Víctor en la pre-producción lo que habían vivido y que con eso se había podido hacer la denuncia.
Usted es hija de Erwin Goggel, uno de los grandes productores de cine colombianos, ¿qué consejo que él le haya dado quiere compartir con los nuevos cineastas?
No sabría decir porque para Erwin nadie debería jamás estudiar cine, él decía unas cosas un poco radicales. Yo opino que para escribir historias y para saber lo que es el arte de contarlas no se necesita estudiar cine, para saber escribir uno lo que necesita es saber vivir, yo creo que en el corazón están las historias. Sí se necesita estudiar, pero para cualquier otra posición técnica que uno quiera ejercer en el set.
El cine colombiano
Desde su posición, ¿Que necesita la industria colombiana para crecer?
Ahorrar plata para poder hacer huelga (risas).
Yo pienso que las personas que trabajan en este momento en televisión deberían agremiarse, asociarse, sindicalizarse, pero no en esos sindicatos perezosos y excluyentes, sino uno que tenga en cuenta las necesidades de todos por su profesionalismo y del que sea un honor pertenecer. Porque el cine por sí solo no tiene la capacidad de realizarlo debido a que no somos suficientes, y en este momento en el que la industria está creciendo, las producciones grandes no están contratando al departamento de producción en Colombia, siempre son españoles o mexicanos o argentinos. ¿Pero qué es lo que pasa? El cine no es como una educación normal que uno pueda aprender en una escuela, yo solamente puedo aprender a ser asistente de dirección estando en el set, y eso es una cosa que se realiza de maestro a aprendiz y los sindicatos y las agremiaciones fomentan esa estructura.
¿Es rentable hacer cine en Colombia?
Claro, no ve que películas dentro de las que uno llamaría entretenimiento están haciendo muchos miles de espectadores y “El abrazo de la serpiente” también alcanzó a entrar en esas películas que están siendo financieramente aceptables. Lo que pasa es que la mayoría de las películas son historias sociales específicas y el público no quiere sentirse mal y no quiere ver la realidad de otras personas y por eso los colombianos no van a ver nuestras películas, y eso tiene una repercusión gigantesca sobre el bolsillo de los cineastas. Pero yo creo que también es una cuestión de que hay que saber llegar al espectador y ese es un tipo de cine que aún no sabemos hacer.
Usted menciona “El abrazo de la serpiente”, la primera película colombiana en ser nominada a los Óscar, ¿Qué significa esa película para la industria en Colombia?
Yo pienso que es lo más cercano que se ha hecho, que balancea correctamente el entretenimiento con la cinematografía. Pero lo de los premios es muy arbitrario, porque las películas tienen que ver mucho con el momento social en que estas ocurren, y también hay que tener en cuenta que es una academia de cine americana, es decir, nos estamos midiendo por la regla de otra gente.
Con los procesos políticos actuales del país, y la realización de historias con base en el conflicto en Colombia, ¿Que error no deben cometer los cineastas con las historias de la guerra?
Las películas colombianas tienen un problema gigantesco en historia, porque aunque no carecen de realismo, todavía falta un poco de trabajo en el desarrollo de los personajes. Ahora, pasa que muchas veces las historias no trascienden del evento. Yo no tengo nada contra el entretenimiento, a mí me parece que ayuda a contar la historia de manera activa y dinámica, que hace que para el espectador sea conmovedor y eso lo queremos todos. El entretenimiento no quiere decir necesariamente que sea banal, por otro lado, honestamente si alguien dice que no tiene ganas de ver más películas sobre violencia entonces yo les preguntaría que si votaron por el sí o por el no, porque la mayoría no quiere seguir viendo esas películas pero votaron por el no.
Desde su posición como contadora de historias, ¿porque hay que ver cine?
Porque tenemos que conocernos para poder cambiar, para ser mejores.
Cinematográficamente hablando, ¿Que debemos dejarle a las nuevas generaciones?
Con suerte la película de 35mm (risas) y un poco de agua. Deberíamos creo yo, dejarles un sindicato para las posiciones técnicas y unas agremiaciones para las artísticas.
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