"Año de aprendizaje" para el periodismo

En medio del primer año de gobierno del presidente de Colombia, Iván Duque, varios medios de comunicación empezaron a generar balances de lo que ha sido la administración del actual mandatario. El más sugerente, ha sido sin duda, el especial presentado por Revista Semana que, incluso, decidió situar en su portada al presidente bajo el titulo de “Año de aprendizaje”.

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El contenido de Semana le apunta a analizar los pros y contras de lo que Duque ha logrado y, lo que no, durante su primer año en la Casa de Nariño, sin embargo, parte de su análisis está fundamentado en la defensa de las acciones políticas del presidente, más que en una crítica profunda de lo que se ha podido implementar, mantener o eliminar de su agenda y plan de gobierno durante este periodo.

Lo anterior quiere decir que, más que una visión experta de lo que se ha hecho hasta la fecha, se plantean una serie de argumentos que amparan y justifican a, según Semana, un hombre que es “inteligente, centrado, conciliador, responsable y trabajador”; atributos que, si bien permiten dar cuenta del carácter del mandatario, no hablan de su gestión.

Es cuestionable así, que Semana califique todos sus desaciertos como una mezcla de problemas desencadenados debido a la ausencia de mermelada (propio del anterior gobierno), fallas técnicas, impopularidad y uso incomprendido de la buena fe, en lugar de exponer de manera analítica las actividades que han limitado los alcances de Duque, ya sea por la improvisación de sus proyectos, reformas y enfoques de su modelo gubernamental, o quizás, por los hechos polémicos que han rodeado a su gabinete.

Ivan Duque, presidente de Colombia

Sin embargo, aún más conflictiva ha sido la conclusión a la que ha llegado el medio de comunicación al afirmar que “aunque los resultados no han impresionado, tampoco ha pasado nada grave”, eso si tenemos en cuenta los problemas de orden público, casos de corrupción, inseguridad y economía que dejan un sin sabor de los 365 días que ha gestionado el nuevo presidente. De hecho, exponen cinco temas de carácter importante para trabajar en los restantes tres años de administración y sorprende que la problemática de seguridad con líderes y lideresas de todo el país no se haya tratado.

Todo ello no quiere decir que todo haya sido negativo, de hecho, Semana recalca para bien los aciertos de Duque y explica como han servido para el crecimiento del país, pero excusar las fallas bajo las bases del aprendizaje no es propio de un medio y menos del análisis a realizar del primer mandatario de un país. Por esa razón, queda bastante débil el impacto de su trabajo investigativo y de la forma como se abordó el balance de este primer año, e incluso, se siente como una evaluación propositiva aportada por entes cercanos a Duque. Ello genera en el espectador (y de hecho lo hizo en redes sociales) el debilitamiento de la credibilidad y rigor de Semana en torno a su labor periodística.