"Lo que buscan las FARC es gobernar a Colombia" Luis Villamarín

A raíz del nuevo proceso de paz que el gobierno de Colombia pretende iniciar con el segundo grupo guerrillero más antiguo y grande del país, el ELN, se ha abierto de nuevo el debate sobre la efectividad del proceso que ya culminó con el ahora grupo político de las FARC.

En entrevista con Luis Villamarín, ex integrante de las filas del ejército nacional y experto en temas de conflicto interior, se tratará un análisis global de su paso por las fuerzas militares y con ella, su perspectiva en temas de posconflicto en el país y los avances o retrasos en materia de política y justicia con el proceso de paz.

Imagen: El Universal

Su paso por las fuerzas militares

Usted hizo parte de las filas del Ejército Nacional por 16 años, ¿qué enseñanzas le dejo esa experiencia?

Muchas, porque la guerra como todo fenómeno social, tiene componentes geopolíticos, históricos y sociales, y en el caso nuestro ese componente de conocer las culturas, los indígenas, nuestros campesinos, etcétera, hace que la etapa sea muy importante. Uno como militar tiene que recorrer ya sea el Amazonas, el Chocó, uno anda por todo el país.

Para las nuevas personas que tienen ese ideal de ser miembros activos de las fuerzas militares, usted ¿qué recomendación les daría?

Lo primero que les recomendaría, como soldado, es que verifiquen si tienen vocación militar, que no lo piensen como una herramienta alterna por si no pasan a la universidad, porque no van a tener un buen desempeño. Lo segundo es que verifiquen si tienen la disciplina, el sacrificio y la convicción de abandonarlo todo para dedicarse a la carrera militar, eso es un acto de fe.

Actualmente usted se dedica a analizar e investigar temas relacionados con el conflicto nacional e internacional para plasmarlo en textos de gran trayectoria ¿Qué lo motivo a hacer la transición de las armas a los libros?

Desde que era joven yo quería y anhelaba mucho escribir. Siempre pensé en investigar y dejar constancia de cosas importantes, y dentro del ejército, tuve una vez la oportunidad de ser enviado al Salvador para observar la desmovilización de las guerrillas de ese país. En Colombia me pasó algo similar, y gracias a mi experiencia, la de los compañeros de armas, y por lo que se ha vivido en Colombia, me pareció que era importante escribir sobre el conflicto de nuestro país, por lo que esos libros los empecé a gestar una vez que tenía la sustancia de los mismos.

¿Hay algún libro que usted considere sea su favorito o que sea transcendental?

Pues no diría que favorito, porque eso es una cuestión de gustos. Un libro, por ejemplo, que enfoca un caso particular, es el que relata cuando el ejército nacional golpeo muy fuerte al ELN en la Anorí (Antioquia) en el año 73, y teniéndolos al borde de la extinción, el entonces presidente Alfonso López hizo una marulla politiquera y permitió que el ELN saliera del cerco militar y reviviera. Eso desde el punto de vista histórico es fundamental para entender lo que ha pasado con el conflicto colombiano. Pero hay un libro llamado “El infierno”, que relata una historia muy dramática sobre un muchacho que fue guerrillero desde niño y que, además, fue escolta de alias “Tirofijo”. Ese niño durante sus 13 años en las FARC, asesinó a más de 150 personas, yo creo que es un libro impresionante.

Con varios de esos libros, usted ha ganado premios internacionales, ¿que representa para usted esos reconocimientos?

El primer premio internacional me lo dieron con “La silla vacía” y eso fue sencillamente espectacular. Yo vi en internet el concurso y presente mi libro, y cuando me llegó la comunicación que debía viajar a Los Ángeles (California) a recibir ese premio fue algo muy bonito, porque allá estaban escritores de todo el continente en sus diferentes especialidades. Pero cuál fue mi emoción cuando dijeron; es que su libro quedo de finalista con la obra “América 500 años”, de nada menos que del maestro German Arciniegas. Eso es un mérito grandísimo, es como un estímulo para el escritor, un impulso para seguir investigando, para ser cada día mejor.

A manera de reflexión, ¿usted se arrepiente de haber sido parte del ejército nacional?

No, jamás me arrepentiría, por el contrario, si me vuelven a llamar allí estaría en primera fila.

El conflicto armado en Colombia

Desde su conocimiento del ámbito militar, ¿Cuál es su visión panorámica del proceso de paz con las FARC?

Yo acabo de escribir un libro que se llama “Pacto FARC- Santos”, y lo llamé así porque eso es un pacto, no es un proceso de paz. Resulta que lo que se había acordado al principio en Cuba lo sometieron a un referendo popular y el pueblo colombiano dijo no, no estamos de acuerdo. Sin embargo, el presidente Santos y su círculo cercano se burlaron de la voluntad popular e hicieron un acuerdo maquillado, porque al final solo le agregaron unas páginas al acuerdo anterior. Pero ocurre que las FARC ganaron todo y no entregaron nada, eso es muy grave para Colombia, y como está escrito en la contra portada de mi libro: “solo sirve para abrir el camino a nuevas violencias”

A propósito del posconflicto en Colombia, ¿usted comparte la idea de que cada vez que se acaba una guerra, empieza una nueva?

Sí, porque primero ni el ELN, ni el EPL, ni las FARC se han desmovilizado. Pero además, el narcotráfico sigue vivo, y usted ha visto que el gobierno de Estados Unidos está presionando mucho para que Colombia realmente erradique los cultivos de coca que se han multiplicado durante el proceso de paz con las FARC. Y segundo están esos clanes: que los úsuga, que los gaitanistas, un poco de bandidos que lo único que están haciendo en generar nuevas violencias y vender nuevos conflictos.

Usted afirma que este proceso es, de alguna manera, una excusa para que las FARC fortalezcan sus filas, ya dentro de las vías institucionales, ¿por qué?

Es que las FARC gravitan alrededor de un plan estratégico, un plan que tiene objetivos y procedimientos, que se definen de acuerdo a como se vayan consiguiendo las metas. Lo que buscan las FARC es gobernar a Colombia con un gobierno comunista, pero lo que están haciendo es jugar con la buena voluntad del pueblo colombiano y por eso dejaron las disidencias, entre comillas, en el Guaviare, Caquetá, Cauca, donde está la fase solida política que han construido durante muchos años.

¿Cuál es el rol de los grupos disidentes que no están de acuerdo con el proceso y prefieren continuar con sus actividades delictivas?

Es que ellos están de acuerdo con los guerrilleros que se desmovilizaron, es decir, ellos no son una tolda aparte, no son un grupo que está en contra de lo que hicieron las FARC. Ellos están actuando de acuerdo con su plan estratégico, están haciendo un plan en conjunto y lo que hacen es que unos hacen una cosa y los otros hacen otra, pero el objetivo sigue siendo el mismo, llegar al socialismo del siglo XXI en Colombia.

Existen diferentes opiniones que hablan sobre la posición del ejército en el proceso de paz. ¿Cuál cree usted que es la postura que tienen los militares?, ¿apoyan o no el proceso de paz?

Las fuerzas militares no son deliberantes, no son políticas, no opinan, pero yo conozco muchas personas que están activas y no están de acuerdo con ese proceso, y sin embargo no lo pueden expresar, porque como digo, no pueden opinar políticamente porque eso les costaría hasta la carrera, y no van a venderla así tan fácil. Pero los que sí están de acuerdo con ese proceso, más por conveniencia personal que institucional, son los generales que están al lado del presidente, y que no están interesados en lo que le conviene a Colombia sino lo que les conviene a ellos para mantenerse en el puesto.

El gobierno nacional ya inició un fase de diálogos con el Ejército de Liberación Nacional, ELN, ¿Cuáles con los pro y contra que podría traer este proceso?

No es tan fregado como dicen algunos analistas, al contrario el ELN es muy sólido y tienen un poder muy grande. De hecho, hay un grupo grande de sacerdotes católicos que pertenecen al ELN, unos activos en las filas y otros desde la clandestinidad.

El ELN quiere supuestamente que llegue la población civil para hacer parte de la negociación, pero es que la población civil no la concretan, es decir, no se delimita y tampoco se sabe de lo que va a hablarse con ellos. Lo que están buscando es ganar tiempo y espacio porque ellos saben que a Santos se le acaba el tiempo, y lo que ellos necesitan es comprometer al próximo gobierno con el mismo argumento de la paz.

Bajo ese escenario, se podría decir que el post conflicto va a ser bandera en las próximas elecciones…

Claro que va a ser bandera. Por ejemplo las FARC llevan dos candidatos, uno que es Humberto de la Calle (que también hace parte de la línea de Santos y va a defender ese tratado de paz), y es otro determinado por la coalición de izquierda que las FARC va a manipular porque tiene dineros del narcotráfico. La idea de ese grupo guerrillero es que nisiquera Vargas Lleras o Uribe, que son los que están del otro lado, puedan llegar a la segunda vuelta, sino lo ideal es que lleguen Humberto de la calle y el candidato de izquierda para seguir el argumento de la paz.

¿Existen razones para tener incertidumbre en el país con respecto al futuro político?

Total, porque primero, los partidos políticos ya parecieran que no existen, ya los candidatos quieran irse por firmas porque ninguno quiere matricularse con algún partido; segundo, el desprestigio que dejó Santos con el tema de la mermelada y la corrupción de Odebrech tiene la clase política muy caída; y tercero, la cercanía de algunos políticos con las FARC y con el narcotráfico ha hecho que los partidos políticos pierdan su credibilidad y que en el país haya un incertidumbre muy grande.

¿Qué deben aprender las nuevas generaciones acerca de la guerra?

Esa es la pregunta del millón. Es una pregunta muy clave y yo pienso que una de las formas de avanzar en este problema, es que a la juventud le enseñen a leer, que investigue mucho, que no se fie en gratuidades.