"América Latina es el último bastión de los grupos extremistas" Julián Arturo Zapata
- Sebastian Aguilar
- 16 ene 2018
- 5 Min. de lectura
En 1993 Julián Arturo Zapata abrió las puertas, junto a la periodista Fanny Ochoa, del primer Centro Cultural Islámico de América Latina, cuyo objetivo es presentar a la sociedad la civilización islámica. El centro cultural, ubicado en Chía, no busca convertir a las personas al islam, sino mostrarles el funcionamiento de esa cultura.
Zapata es miembro, actualmente, del Consejo Nacional Interreligioso del Ministerio del Interior de Colombia, y cuenta, para sus adentros, con una gran cantidad de vínculos de cooperación y amistad con representantes del chiismo, sunismo y sufismo en el medio oriente.

Imagen: CNN.com
Islam en Colombia
Se estima que actualmente Colombia es el quinto país de América Latina con mayor número de musulmanes, y se espera que las cifras sigan en aumento, ¿A qué se debe esto?
Sobre las estadísticas de crecimiento yo me permito hacer mis reservas. No creo que crezca tanto como la gente piensa porque no existe una estadística seria en América Latina y menos en Colombia sobre cuántos son los musulmanes y como crece el Islam. Son estadísticas que no se han hecho nunca, que hay que hacerlas y que la academia no las quiere aplicar porque tiene sesgos ideológicos con el tema, y eso hace imposible analizar el Islam.
En pocas palabras el Islam en Colombia es una minoría religiosa, ¿cree usted que se les ha abierto un espacio en la discusión religiosa, política, económica y cultural, o cree que están siendo excluidos?
Yo creo que ninguna de esas cosas. Primero porque el mismo colombiano normalmente no sabe que existe acá, entonces que pasó, la sociedad solo entiende que aquí hay católicos, evangélicos y punto, por eso hablar de si nos respetan o no es muy relativo porque depende del escenario.
Segundo, solo existe una resolución en el país que es la 2615 del año 2009, donde se conformó un Consejo Nacional Interreligioso en el Ministerio del Interior, aun así, lo cierto es que nuestra clase política no conoce el hecho religioso.
Usted utilizó el término "islamofobia" (como una forma de referirse hacia la intolerancia contra el Islam), en una carta enviada a la embajada francesa a propósito de un atentado terrorista. ¿Usted cree que Colombia es, o puede ser un país islamofóbico?
En Colombia no hay islamofóbia, pero el país está diseñado para eso, para que llegue a ocurrir en las próximas generaciones. Si el gobierno colombiano no expulsa esas sectas peligrosas que están llegando al país y permite que crezcan, en los próximos años las sociedades colombianas van a generar un rechazo a todas ellas cuando ya estén formadas, cuando haya atentados o problemas de seguridad y haya tomado unas dimensiones que estén fuera de control.
¿Cómo evitar que se desarrolle la islamofóbia?
Para evitar que se desarrolle islamofobia en Colombia solamente hay que implementar dos cosas en los sectores políticos y religiosos:
Lo primero es la cultura religiosa, que es que el colombiano pueda conocer lo que existe en Colombia, la realidad cultural del país, las religiones, las comunidades indígenas. Lo segundo es la seguridad nacional del hecho religioso, es decir, el estado debe implementar un mecanismo de protección para saber que sectas entran al país y cuáles entran a formar la opinión pública. Eso requiere ya un trabajo de inteligencia que el país no tiene.
¿Cómo desarrollar esas estrategias en Colombia?
El gobierno tiene que tener claridad de que se necesita una cátedra religiosa en colegios y universidades, que no es para enseñar dogmatismo, es decir, no es para convertirlos, es para conocer la ciencia y arte de otras sociedades. Esas son políticas claras de cultura religiosa. Y eso se puede hacer, por ejemplo, a través de una cartilla religiosa que yo estoy proponiendo. Pero la iglesia católica y los evangélicos no lo permiten porque para ellos no existe sino una sola verdad: Cristo.
A raíz del conflicto en medio oriente ¿cómo hacer para que el musulmán no se convierta en un estereotipo de la guerra y de la violencia?
La única forma es a través de la cultura religiosa. Si nuestros padres, si la sociedad conoce eso, es fácil diferenciar la charlatanería de las cosas serias.
Conflicto en medio oriente
En septiembre de este año ISIS difundió su primer video hablado en español. ¿Cómo interpretar ese paso que da el grupo terrorista?
Hace mucho tiempo están haciendo eso en diferentes idiomas, especialmente con los más conocidos por el mundo musulmán. El tema del español era una cuestión de tiempo porque ellos ya estaban actuando en sitios como España.
La dificultad es que aquí no quieren entender que el problema son los efectos y no las causas. Y, por ejemplo, los terroristas quieren reivindicar a España porque dicen que es un territorio musulmán, por lo que "hay que retomarla"
Las razones en las que se basa el Estado Islámico para amenazar y atentar, usted ha expresado, son una mala interpretación del Corán, ¿Por qué razón?
Lo que pasa es que no se pueden tomar frases ciertas de ningún libro sagrado del mundo porque tiene que haber un contexto para comprenderlo de manera integral.
El problema es que descontextualizan el libro históricamente, un libro que fue escrito por el profeta Mahoma, que era un promotor de la paz, del amor a la humanidad y que buscaba que el hombre fuera sabio, un ser superior, en armonía con el cosmos, consigo mismo, con Dios, con la sociedad. Ahora tenemos una legión de fanáticos que están diciendo estupideces de la guerra. Para ellos solo existe una verdad: su versión del islam.
¿Cómo evitar que ese mensaje erróneo, que por demás es extremista, se siga extendiendo en el mundo, especialmente en los jóvenes?
Lo que ocurre con los jóvenes es que sus ojos están fascinados por los trajes, las barbas, las batas blancas, las chiladas, toda esa película imaginaria que le infunden a nuestros jóvenes de manera irreal y que se han difundido para atraparlos.
La única forma de enfrentarlo es con cultura religiosa, una reforma a la academia y seguridad nacional; obvio eso implica incluir a los medios de comunicación y al Ministerio de Cultura.
Aunque América Latina no es actualmente una prioridad para los ataques del auto- denominado Estado Islámico, ¿cree usted que en algún momento el grupo terrorista pueda tener algún interés en la región?
Colombia está diseñada para vivir un ataque terrorista en pocos años. Acá lo que está llegando es lo peor de todo el mundo, yo no estoy viendo que lleguen intelectuales ni académicos al país, ni del judaísmo, ni del cristianismo, ni del islam. Toda la basura del mundo está llegando a Colombia hace ya 25 años.
¿Cuál es el papel de América Latina en el conflicto?
América Latina es el último bastión que le falta tomarse a los grupos extremistas, y es el último reducto que le queda a la iglesia católica, pero también es el escenario de pugnas estratégicas del mundo. Todo el que llega aquí con su ideología busca ganar espacio.
En este caso nosotros somos un continente por conquistar, ¿qué ventaja tenemos?, que como somos los últimos tenemos de pronto la capacidad de reacción para detectar el problema, ósea las vivencias y experiencias de otros continentes. La pregunta es si nuestra clase dirigente tendrá la capacidad para entender eso, y yo no lo creo, pienso que nuestra clase dirigente latinoamericana va a cometer los mismos errores que cometió Europa, porque no le preocupa el mundo, ni su realidad, sino únicamente el fenómeno externo. El panorama es confuso.
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